miércoles, enero 05, 2005

En Búsqueda del Capítulo XXI

¿Y ahora qué pasa, eh?
Así como lo prometí, este post va a tratarse sobre uno de mis libros favoritos: "La Naranja Mecánica" (lo harbía subrayado, como Rodríquez manda, pero etsa chorga no tiene un dispositivo que lo permita).
Es un libro muy conocido y la película también es bastante popular, así que supongo que todos mis queridos lectores sabran, aproximadamente,de que se trata, sino no importa, voy a hacer un resumen y después tengo planeado hacer el análisis que realmente me interesa compartir con vosotros.
La trama gira alrededor de un joven llamado Alex, que pertenece a una generación de personas que se ven afectadas por la "ultraviolencia" que es una situación de violencia permanente, gratuita e inconsciente, producida en cierta medida por las drogas "agresivizadoras" que tiene la leche plus. Este nadsat tiene un grupo de amigos con los que sale por las calles de una ciudad en un presente alternativo vandalizando establecimientos de uso público y privado e hiriendo y violando gente. Alex es atrapado por militsos y encerrado en la staja; allí dentro, nuestro "héroe" se congracia con el sacerdote que da las misas depsués de unas cuantas charlas acerca de la biblia y la devoción a Bogo. El sacerdote cuenta confidencialemente al protagonista que si tiene mucha urgencia por salir de la cárcel (y sí la tenía), podía conseguir ingresar en un proceso experimental de reformación de jóvenes criminales. Alex es tomado como la primer muestra para el tratamiento Ludovico, que consiste en pasar música de Beethoven mientras se obliga al criminal en cuestion a ver escenas de violencia extrema. La cuestión es que cuando sale de esta terapia, el muchacho es un nabo y todos se aprovechan de él (en especial quienes habían sido agredidos por él en momentos pasados, tomándose una venganza), porque cada vez que prescencia cualquier agresión, empieza a sufrir de un malestar enorme. Viendo el daño que esto causaba sobre el malchico, las autoridades decidieron revertir el tratamiento, de manera que el personaje vuelve a sus hábitos y pensamientos perversos al grito de "¡estoy curado!"; esto sucede en una versión, en la que consta de veinte capítulos, pero hay otra... tiene veintiún capítulos y en el último, según me contaron, hay un arrepentimiento voluntario por parte de Alex acerca de todas las fechorías que cometió.

Probablemente la única virtud con la que contaba el joven protagonista era su amor a la música clásica. A partir del tratamiento, mi pobre amor de mi vida no puede escuchar la música qu ele gusta porque le hace acordar a Hitler. Más alla de mi kinky amor hacia Alex, me parece importante ver como el sistema perverso intentaba obligarlo a cambiar sin pensar si quiera en la racionalidad, en explicar como son las cosas, sino imponiendo un cambio. Me refiero a que no tiene sentido cambiar si no se cree en lo que se está haciendo...
Acá es donde me quiero poner seria y hablar de la realidad, porque aun en mi mundo delirante debe tenerse cierta consciencia y es ineludible lo que paso el 30 de diciembre en cierto boliche del Once... ¿Cómo pretende alguien que cambien las cosas si todos contribuyen a que sigan igual? Lo sucedido es tanto culpa del dueño del boliche y el no cumplimiento de las normas de seguridad como de las deficientes regulaciones en los locales bailables y también de quienes no respetaron los avisos con respecto al uso de pirotecnia. Hay una generalización en la burla hacia las reglas como "yo no acondiciono mi local porque total no va a pasar nada", "entro las begalas de contrabando, yo las se usar, no voy a lastimar nadie" o "pongo en el informe que está todo bien acá, total nadie se va a dar cuenta". Lo lógico no sería escribir un capítulo XXI propio en el que se tomen desiciones a consciencia y que se piensen las consecuencias de nuestras accion y en que si hay reglas por algo será, no para hacer de nuestra vida un infierno sino para facilitar la convivencia en sociedad.
Seguro tengo algo más que decir y me estoy olvidando...
Feliz año nuevo.
Gracias totales.
Besos infinitos punto rojo